INDICE
Caminar a la par de la tecnología.
El arte de adaptarse al cambio
REFLEXIONES SOBRE COACHING
G
erentes y Jefes
No todo es malo
Hallacas y Navidad
Caminar a la par de la tecnología
Carmen María López de Lenz
Un día cualquiera, mire a su alrededor y observe lo que hace
la gente, estoy segura que no le sorprende notar dos cosas: la primera, casi
todos tienen el teléfono móvil en la mano, y gran parte de esas personas lo
están mirando o hablando a través de él.
La tecnología está presente en casi todas nuestras
actividades cotidianas, y eso nos coloca en llevar la vida de manera muy
diferente a la de hace pocos años. Por ejemplo, hace apenas seis años, entre
estudiantes y profesores intercambiábamos algún documento en un diskette, al
cabo de un año, casi todos disponíamos de un pen drive. En cuanto al correo
electrónico, hace seis años, si bien, casi todos disponíamos de al menos una
cuenta de correo, la asociábamos con alguna aplicación que nos permitiera
chatear con los amigos. Ahora el correo está pasando a un segundo plano y
aunque muchos aun se resisten, casi todos pertenecemos a alguna red social y
frecuentamos un grupo con el que compartimos intereses. Las distancias nunca
fueron tan cortas, en los tiempos que corren, aunque las familias se encuentran
desperdigadas a lo largo y ancho del planeta es relativamente sencillo y muy
económico mantener el contacto frecuente con ellas si se quiere a diario. Finalmente,
la forma como se nos comunican las noticias no será nunca igual que hace diez
años, cuando esperábamos al noticiero de las nueve o al periódico del día
siguiente para enterarnos con detalle del diario acontecer; ahora el ciudadano
de a pie, con un teléfono móvil y una afiliación a cualquier red social, está
en capacidad de transmitir lo que está pasando, prácticamente en tiempo real.
El punto a resaltar es que la mayoría de nuestras
actividades ahora se efectúan de modo distinto; desde trámites ante diferentes
entes gubernamentales, hasta la mayoría de las transacciones bancarias, pasando
por las compras a través de la red. En el ámbito empresarial, el gerente no
requiere estar presente para ejecutar eficientemente sus actividades de
gestión. En el ámbito educativo, estamos en un punto que vale la pena examinar
con mucha atención, si nos fijamos en los niños, han nacido bajo el halo de la
tecnología: internet, juegos de vídeos y teléfonos móviles con características
jamás soñadas en nuestra infancia, son prácticamente sus primeros juguetes; por
lo que es difícil que resistan una clase tradicional, en la que el maestro se
encuentre al frente tratando de “convencerlos” que algo es de una manera o de
otra; porque todos tienen su propia opinión y están listos para hacerla valer. En el caso de estudiantes adultos, el
satisfacer sus requerimientos se hace aún más complicado, porque no solamente
el quehacer cotidiano contrasta con las prácticas en clase, sino que para
aquellos que ya están inmersos en el ambiente laboral también hay un manejo
tecnológico importante, que debería ser parte del contenido de los estudios
formales.
Mención especial merece el tema del manejo de la
información, pues estamos ante métodos nunca vistos, los cuales no son
sencillos de regular, y que según los acontecimientos de las últimas semanas en
algunos países resultan determinantes para lograr propósitos de cambio en el
ámbito social.
Cabe preguntarnos si todo lo anterior, significa que estamos
siendo tecnológicamente dependientes; no tenemos la respuesta, pero no debemos
olvidar que hay en la vida todavía placeres sencillos que la tecnología, por lo
menos hasta ahora, no pueden sustituir: mirar un atardecer, disfrutar del
murmullo del mar, o una interesante conversación en presencia de varios amigos
entrañables.
Somos y seguiremos siendo una chispa divina que con su
genialidad ha inventado la tecnología, y ésta siempre estará a nuestro servicio
y no al revés.
El arte de adaptarse al cambio
Carmen María López de Lenz
Dicen que los venezolanos somos
desordenados, acomodaticios y conformistas. Nuestra gran virtud es que nos
adaptamos rápido al cambio, ésta a la vez es nuestra gran desgracia, porque
cuando el cambio es para desmejorar lo aceptamos igualito.
Nuestra virtudes son innegables:
alegres y casi incapaces de tomar algo en serio, pero también hay que decir que
estas virtudes fácilmente traspasan el límite y se convierten en defectos. La
inteligencia y la creatividad son innegables, basta ver con qué facilidad le damos
la vuelta a todo para adaptarnos y lo antes posible.
Este poder de adaptación ha
retorcido de una manera extraña nuestra calidad de vida, contra la inseguridad,
nos encerramos, no usamos prendas llamativas y hasta señuelos de billeteras y
celulares se nos han ocurrido, ante la escasez de productos, hemos optado por peregrinar
por supermercados y abastos y el pase de datos entre familiares y amigos. Cuando nos atienden mal en una institución de
servicio público o privado, pocos son los que alzan la voz y reclaman por lo
justo: calidad de atención y buen trato. Es así como cualquier trámite se
convierte en un calvario de horas de cola, y varios viajes al mismo sitio hasta
que logramos culminar lo propuesto. Otros lo resuelven pagando a otro para que
lo haga por uno, fomentando la cultura de la corrupción, ya que en algunos
sitios, los gestores son los dueños de las oficinas para los trámites. Se nos
destrozan los vehículos por el pésimo estado de calles, avenidas y autopistas,
pero nuestra queja no va a más allá de alguna maldición al aire, cada vez que
caemos en un hueco.
Tenemos impuestos muy altos, y
compensaciones casi nulas, y cuando hay desgracias colaboramos con los más
necesitados, sin darnos cuenta que es obligación del estado, si al menos el dinero recibido por concepto de los
impuestos, se administrara sin corrupción para satisfacer las necesidades de
todos. Nos quejamos de todo y en todas partes, para muestra, móntese en un
taxi, o haga cualquier cola para un pago o trámite cualquiera. Pero si
alguno solicita que organicemos esa
queja, para darle formalidad, pronto se da cuenta que sencillamente no hay
mucho interés en que la situación cambie porque serán muy pocos los que le
apoyen.
Hay quienes dicen que el problema
de los venezolanos tiene que ver con su atavismo, y esto pareciera una
contradicción ante lo que aquí planteamos, pero vale la pena reflexionar sobre
si esta supuesta adaptabilidad es precisamente para que no tener que cambiar
costumbres que se encuentran demasiado arraigadas y que cambiarlas implica
precisamente renunciar a la comodidad conocida para emprender de una vez por
todas el camino al verdadero cambio que lleva al desarrollo como ciudadanos y
como país.
Si lo único permanente es el
cambio, los venezolanos llevamos una gran ventaja porque nuestro estilo “como
vaya viniendo, iremos viendo” es imbatible; así que seguiremos en lo nuestro:
sufriendo pero gozando.
REFLEXIONES SOBRE COACHING
Carmen
María López de Lenz
No hay duda que cada día
tomamos más conciencia sobre la importancia de “ser mejores”, esta frase puede
abarcar, el ámbito familiar, profesional, comunitario, y así en cualquiera de
los lugares donde las personas viven y conviven.
La sociedad responde ante
esta creciente necesidad, incluyendo programas de concientización, campañas
publicitarias etc., pero además, las casas de estudio, también incluyen en sus
programas, cursos con denominaciones como Desarrollo Personal, Desarrollo de
las Potencialidades Humanas, por mencionar algunos. Lo más resaltante es que se
convierten en materias comunes al comienzo de todas las carreras. Hago énfasis
en que el área Educativa y Gerencial, es indispensable, crear la inquietud, que
no habrá mejores gerentes o docentes, si no hay mejores personas.
Uno de los aspectos más
resaltantes es que este desarrollo debe ser visto como un proceso y debe
abarcar todas las parcelas de la vida: salud, trabajo, familia, relaciones, etc.
Cada una de ella requiere de una atención y un plan específico para el ansiado
crecimiento personal.
Una
propuesta puede ser, atender la salud, que nos genere energía, luego aprender a
entendernos, de manera de aceptarnos como somos, lo que queremos y no queremos.
Al disponer de energía y conocimiento sobre nosotros, podemos entonces revisar
nuestras relaciones de trabajo, familiares etc., en términos de dónde estamos y
dónde queremos estar. Solamente luego de este diagnóstico íntimo y personal,
lograremos diseñar planes que nos permitan “ascender” para lograr nuestros
propósitos. La atención obtenida de un “coaching personal”, nos ayudará a
transitar por el camino a recorrer para alcanzar la meta propuesta. Las
vivencias obtenidas, se convierten en valiosas experiencias que debidamente
identificadas podrán ser usadas como referentes para el futuro.
Si bien, este proceso
pareciera íntimo y personal, es posible trasladarlo proceso, a grupos de
personas con intereses comunes, que comparten espacios laborales, comunitarios,
escolares etc. Pero esta situación no se da de forma espontánea, requiere de
ayuda, de tomar conciencia, todos, para pasar de ser grupo a equipo. Es en este
punto que el Coaching se convierte en la más poderosa herramienta, que lleva al
éxito a los participantes, sus herramientas, técnicas y acciones, promueven la
conciencia del poder del equipo.
Se
abre entonces, un espacio importante en el área de la capacitación por
competencias, incluyendo en la formación aspectos referidos a las herramientas
y técnicas que utiliza el Coaching para llevar al éxito a los participantes de
los programas.
MARTES 27 DE ABRIL DE 2010
Gerentes y Jefes
Carmen
María López de Lenz
Hasta hace algunos años, cuando un joven obtenía su
grado académico, además de recibir numerosas felicitaciones, escuchaba la frase
“olvídate de todo lo que aprendiste, no te va a servir de nada, ahora es cuando
vas a aprender”.
Resultaba tan extraño, que un profesional después
de haber invertido cinco o seis años de su vida, en estudios, resultara que lo
aprendido no iba a ser de la utilidad requerida en el ámbito laboral. Cabe
destacar, que lo anterior no aplicaba para los médicos, ya que ellos a lo largo
de su desarrollo académico practicaban lo que iban aprendiendo.
Con el tiempo, las empresas han demandado
profesionales competentes, de manera que se incorporen a la faena laboral con
tiempos cada vez menores de capacitación y entrenamiento. Las universidades
para responder a esta creciente demanda, han procedido a cambiar sus programas,
sin embargo la celeridad no siempre es la requerida.
Es conveniente aclarar un punto muy importante, las
universidades gradúan excelentes profesionales, en las distintas disciplinas,
lo que queremos resaltar son los requerimientos cada día más cambiantes de las
empresas.
El punto focal de estas reflexiones se refiere a
que si bien es fundamental la preparación académica, ésta debe, en primer
lugar, incluir aspectos que generen competencias laborales, pero también
proporcionar herramientas para la práctica gerencial.
En el mundo laboral, las personas se convierten en
“Gerentes”, al ser ascendidos, siendo esto más asociado a la acción de
supervisar, que al ejercicio de la Gerencia, por lo que invariablemente un jefe
equivale a un gerente.
Sin embargo, nuestro planteamiento se refiere, que
un gerente debe tener competencias adicionales a las de ser solamente un
supervisor. Algunos se inclinarán al liderazgo, otros al conocimiento, otros a
la capacidad de producción. Nuestra reflexión apunta a la necesidad de un
gerente integral, que combine liderazgo, con motivación hacia el personal,
reconocimiento de la necesidad de aprendizaje como equipo y por sobre todas las
cosas entusiasmo por lo que hace de manera que sirva de ejemplo a seguir.
Lejos de pretender colocar en una “receta” el
perfil del Gerente Ideal, lo que queremos resaltar es la necesidad de “formar
gerentes”, partiendo de profesionales competentes en cada una de sus áreas
quienes reciban herramientas que los conviertan no solamente en ejecutores de
tareas, dando órdenes a sus grupos de trabajo; sino en maestros co-formadores
de equipos en los que la meta común es no solamente alcanzar las metas
planteadas, sino el desarrollo integral de los participantes.
MARTES 27 DE ABRIL DE 2010
No todo es malo
Carmen María López de Lenz
Una persona a quién quiero mucho,
me pidió que por favor escribiera sobre lo bueno, porque siente tristeza al
pensar que las personas que nos leen desde otros lugares, perciban que todo lo
que tenemos, somos y vivimos es malo.
Claro que tenemos cosas buenas,
como soy caraqueña, comenzaré por decir, que aunque seamos muchos, Caracas es
una hermosa ciudad, tenemos una maravillosa montaña que la atraviesa por la
zona norte desde el este al oeste, en los días despejados es impresionante el
verde de su vegetación contrastando con un cielo azul muy limpio, cuando se
cubre de nubes, es una señora elegante cubierta con un chal entre blanco y
gris. Tenemos la suerte de estar a mil metros sobre el nivel del mar, lo que
nos privilegia con un clima medio de unos 24 grados casi todo el año, esto nos
valió incluso el elogio del difunto Papa Juan Pablo II. Casi todas las avenidas
tienen árboles, muchos de ellos se llenan de flores llegando el mes de mayo, y entonces una
explosión de colores recrea la vista, mi favorito es el araguaney, cuyas flores
amarillas, lucen sencillamente espectaculares. Hacia el Sur tenemos otro grupo
de montañas, no tan altas pero que le confieren a esta ciudad un encanto
especial. En cuanto a las construcciones, hay enormes edificios y centros comerciales,
elegantes y concurridos. Algunas Plazas son muy hermosas y tienen llamativas
fuentes, una emblemática, la Plaza Altamira, que de alguna forma se ha
convertido en un ícono de la ciudad. Una reciente, la Plaza de los Palos
Grandes, pensada para ser disfrutada por gente de todas las edades, pues cada
uno tiene un espacio que fue diseñado para el disfrute de un público en
particular.
A las personas, sin importar la
clase social, nos gusta vestirnos bien y generalmente muy combinados, creo que
siempre ha sido así, pues uno de los recuerdos más gratos de la infancia es ver
salir a mi padre a trabajar, con su traje impecable, camisa blanca y un
delicioso olor a colonia de caballero.
El humor y el ingenio ante las
diversas situaciones que vivimos cada día, se ponen de manifiesto en casi todas
las situaciones, es así como en el tumulto del metro, siempre se oyen frases
ocurrentes, como por ejemplo: ante alguien que emana mal olor: “Mijito, date un
bañito de avión, las alitas y el motor”; ante los empujones y apretujamientos
“Mira, dame tú nombre y la cédula, para poder registrar al muchacho”. El caso
es que cualquier oportunidad es buena para una ocurrencia genial.
Sin importar el presente, muchos
miramos hacia el futuro y es sorprendente la cantidad de estudiantes que
asisten a las diversas universidades en
el turno nocturno. Hay sed de aprender.
Hay gran cantidad de venezolanos que dejan nuestro
gentilicio en alto: deportistas: Pastor Maldonado, Jhonathan Vegas, y otros que
deberán disculpar mi ignorancia en cuanto a este tema. Músicos: Simón Díaz
¿quién no ha tarareado Caballo Viejo?, Dudamel, Gabriela Montero, Oscar de
León. Científicos: el Dr. Jacinto Convit que a sus casi cien años, no detiene
sus investigaciones, para buscar una cura contra el cáncer.
Finalmente, nosotros, los que
cada día desde nuestros pequeños espacios, cultivamos los valores, nos
aferramos a principios y procuramos que todo lo que hagamos lleve el sello de
la excelencia.
No todo es malo, porque nosotros
estamos aquí.
Hallacas y Navidad
Carmen María López de Lenz
Yo me atrevería a afirmar que el sinónimo de esta época son las hallacas. Este plato navideño cuyo origen remonta a la época de la colonia; en la cual las sobras de la mesa de los señores eran dadas a los esclavos y ellos envolvían estos alimentos en hojas de plátano y las cocinaban, convirtiéndose así en una especie de pastel. Este estilo de preparación se encuentra presente en casi todos los países latinoamericanos pero con distintos nombres; por ejemplo en Colombia le llaman “pastel” y existen preparaciones muy similares en México y Puerto Rico.
La costumbre ha perdurado a través de los años. No importa lo caros que estén los ingredientes,
No podría decirse que es un manjar inigualable, al europeo y al norteamericano generalmente no les agradan demasiado.
En cuanto a mi experiencia, pues es un poco particular, siendo hija de española y venezolano, aprendí hacerlas mirando en otras casas y preguntando; pues mi madre participo una sola vez en la preparación y juró que nunca volvería a embarcarse en semejante tarea. Así pues, yo decidí cuando quedé embarazada de mi primer hijo que yo aprendería y que mis hijos cuando llegaran a mayores dirían como los demás “No hay mejor hallaca que la de mi mamá”.
Las primeras me quedaron regulares, poco a poco adquirí los utensilios, Boles enormes para el guiso y la masa y una olla descomunal para hervir hasta
Mi compañera de elaboración desde hace años es mi mejor amiga y madrina de mi hijo. Generalmente con tres o cuatro días de anticipación y después de hacer un análisis de precios nos vamos a diferentes mercados para comprar los ingredientes. Empleamos el día completo, aprovechamos de comer juntas y hasta mirar tiendas. Para nosotras es una especie de fiesta por la que esperamos pacientemente doce meses.
Generalmente preparamos unas cien hallacas; para lo cual necesitamos unos diez kilos de carne, entre res y cochino, así como una gallina de por lo menos cuatro kilos, así como cebollas, pimientos, ajos, y sobre todo “ají dulce” que es una especie de pimiento pequeñito con un sabor muy especial. También compramos hojas de plátanos, las cuales (gracias a Dios) ya las venden cortadas y limpias.
Esa noche, pongo en adobo las carnes y la dejo en maceración al menos 24 horas. Al día siguiente pongo a hervir la gallina para hace mucho caldo, con el cual se hace la masa.
Al día siguiente cocinamos el guiso, el cual “nadie” puede tocar, porque según la tradición solamente puede hacerlo la persona que lo elaboro, para que no pierda la sazón.
Por fin al tercer día, mi amiga y el esposo vienen y nos dedicamos a armar las hallacas. Previamente yo he preparado la masa de maíz coloreada de amarillo con semillas de onoto que se fríen en aceite o manteca para darle ese color dorado intenso a la masa. Cada uno tiene una labor asignada: Yo coloco sobre la hoja de plátano una porción de masa y la aplasto para que quede muy delgada, encima coloco una cucharada de guiso. Mi hija coloca los adornos: tiras de pimentón, aceitunas, ruedas de cebollas, aceitunas, alcaparras y encurtidos. Mi amiga cierra la hoja y le coloca encima otra en forma transversal; Finalmente, el esposo de mi amiga procede a efectuar el amarre de la hallaca, el cual se hace con una cuerdita que llamamos pabilo.
Hacemos unas cincuenta y las comenzamos a hervir de 25 en 25 en la olla, que previamente ha estado con agua hirviendo.
Generalmente se nos va el día entero en este lío, pero procuramos pasarla bien, ponemos música navideña, y a veces nos tomamos un traguito. El momento más esperado es cuando sacamos la primera tanda de la olla y procedemos a probarlas... acto seguido nos felicitamos, porque como siempre nos han quedado “mejor que nunca”.
Como verán es nuestra manera de comenzar la temporada y siendo nuestro país un lugar donde convivimos personas de muchos lugares del mundo, es curioso ver que en casi todas las casas, siempre hay un lugar para las hallacas en la cena de Navidad y Año Nuevo. Es así como vemos al lado del bacalao, cordero, mariscos etc. vemos las hallacas y el pan de jamón.
No hay dos hallacas que tengan el mismo sabor, incluso los ingredientes varían según la región de Venezuela, pero siempre serán el sello gastronómico que caracteriza nuestra Navidad.
La mayoría de los extranjeros se quejan de que es demasiado trabajo, pero curiosamente al menos una vez han hecho el intento de preparar las hallacas y generalmente no dejan de encargarlas con anticipación. Para los venezolanos preparar hallacas es casi más fiesta que el momento de comerlas.
Particularmente, me siento agradecida a la vida, porque mis orígenes me permiten disfrutar de las costumbres de dos mundos, compartirlas y apreciarlas. Me agrada ver mi mesa navideña con alimentos que son como embajadores de lo que somos: una raza multicultural.
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